Eduard Ansaldo

Muy bien, muy relajadas. Sí, abrí el libro de química para prepararme para la Olimpiada de Budapest.

Muy bien, porque no sólo aprendimos mucha química, sino que también conocimos a gente de todo el mundo y visitamos Hungría. Además, conseguí una medalla de bronce (como en las otras olimpiadas de este tipo, había un 50-60% de participantes con medalla).

Hice el bachillerato Científico-Técnico, más concretamente la modalidad de Ciencias Básicas, con física, química, matemáticas y biología como materias de modalidad.

Quiero estudiar Biotecnología en la Universitat Autònoma de Barcelona, porque en la biología se tratan los campos que más me interesan, la genética molecular, en concreto, y todo lo que está relacionado con la parte que más se acerca a la química de la biología, todo lo que pasa dentro de la célula. Me interesa mucho cómo todo esto puede beneficiarnos y los problemas éticos que puede comportar.

En el éxito académico, en general, lo que influye es el esfuerzo, y, en cierto modo, puede influir el talento. La suerte puede que sólo esté en sacar la mejor nota de selectividad, que sí que puede ayudar, porque es muy fácil equivocarse en algún punto y perder unas décimas sin que esto signifique que fueras menos preparado, y tuve la suerte de no cometer errores de este tipo.

Creo que lo más importante es aprender, aunque después, desde un punto de vista más pragmático, lo que realmente vale sea sacar la nota que necesitas. Por experiencia propia, sé que un interés por la asignatura que vaya más allá de aprobarla o sacar buena nota ayuda, y mucho, a estudiarla. De hecho, es mucho más útil afrontar una asignatura con un cierto interés, ya sea porque es una de las asignaturas de la modalidad que hemos escogido o porque nos lo proponemos en aquellas asignaturas que en un principio no nos gustan tanto. Estudiar la asignatura con interés hace que los conocimientos se alcancen mucho mejor y más rápidamente y que la nota sea mejor.

Durante el bachillerato he hecho un curso de inglés y de alemán y asistí a clases de tenis de mesa una temporada, pero este último curso lo he dedicado principalmente al bachillerato y a las diferentes olimpiadas.

Creo que muchas veces (y no hablo de ninguna etapa de mi educación en concreto) se baja el nivel de una clase para que todo el mundo pueda seguirla bien. El problema no es que se intente ayudar a los alumnos que tienen alguna dificultad en aquella asignatura, que me parece correcto, sino que algunas veces se hace de manera poco efectiva. Pienso que no se tendría que reducir lo que se ha enseñado a 4 reglas aparentemente sin sentido que, en principio, todos han de poder seguir sin dificultad, porque en el momento en que sales de los esquemas iniciales, la falta de una comprensión más profunda del tema tratado hace que los alumnos puedan tener dificultades para afrontar los problemas de una dificultad un poco mayor. Sería más conveniente reducir un poco el ritmo o hacer clases paralelas para explicar el porqué de las cosas que no intentar acelerar impartiendo un conocimiento poco razonado. La falta de base de la que se habla creo que puede deberse al hecho de que el alumno no haya entendido lo que se le ha explicado.

No creo que la selectividad refleje todos los conocimientos aprendidos durante el bachillerato, pero sí que es una herramienta efectiva para reflejar de la forma más objetiva posible el grado de aprendizaje de los conocimientos básicos aprendidos durante el bachillerato.